El Camino del Guerrero
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Película El Camino del Guerrero
Esta excelente película es una historia de la vida real y muestra como superando el ego y poniendo el corazón y la consciencia plena, se alcanza mucho más de lo que estábamos buscando inicialmente cuando el ego era el encargado de guiar nuestras vidas. Presenta una hermosa visión sobre lo que es la vida y el abandono de los apegos y de la necesidad de reconocimiento personal para poder sobresalir.
La felicidad es construir el camino día a día, es lo mejor que en mi concepto expresa esta película que debes ver con total atención a cada frase, cada acción y cada escena para que no pierdas detalle.
En amor y Servicio.
Trabajadores de La Luz
jueves, 9 de agosto de 2012
viernes, 3 de agosto de 2012
Asumir tu función con amor
Fidel
era un humilde campesino de un pueblo, que desempeñaba con mucho amor su rol de
campanero del pueblo. Todas las mañanas madrugaba a tocar las campanas, y así
lo hacía al medio día y en las noches, o cuando era necesario enviar un mensaje en la plaza pública de parte del
Alcalde a todo el pueblo. Fidel amaba su labor y vivía sonriente y alegre
porque siempre mencionaba que le gustaba servir, que se sentía útil
desempeñando esa labor de campanero, que aunque sencilla y humilde, le hacía
tener muchas satisfacciones a nivel personal.
Su
sonrisa era siempre amable y alegre y no hay nada más peligroso que estar
alegre y sonriente, porque se despierta la envidia y odio de los demás. Si eres
Presidente de una compañía y permaneces estresado, la gente dirá: es lógico, es
un cargo de mucha responsabilidad y lo estresa, no quisiera estar en sus
zapatos. Pero si eres Presidente de una compañía y vives feliz y alegre, la
gente dirá: es lógico, es el presidente y gana mucho dinero, si yo tuviera ese
cargo sería igual de feliz.
En conclusión, el problema es ser feliz, porque se
despierta un sentimiento de envidia en los demás que te dirán: porqué ríes
tanto? No ves que no me permites concentrarme? Me distraes con tu ruido de la
risa, cuando realmente quieren decir: no te rías así, porque yo no lo puedo
hacer y me produce rabia. Prueba esto: ríete a carcajadas al lado de una
persona que no puede hacerlo y verás como su odio y envida sale a flote porque
no puede resistir tu felicidad, lo “normal” es que estés triste, y estar alegre
es a veces una ofensa para los que nos rodean.
Algo
similar le pasaba a Fidel, era feliz aunque como campanero solo ganaba lo justo
para comprar sus utensilios personales y en la alcaldía le daban el desayuno,
el almuerzo y la comida, además de un sitio donde dormir. Lo tenía todo porque
él como campesino era muy básico, no necesitaba nada más pero había un
problema: era feliz. Eso despertó la envidia de algunos habitantes del pueblo
que decían: claro, quien no va a ser feliz en ese cargo si tiene la comida y la
dormida asegurada, igual estaría yo si esa fuera mi situación.
Entonces
decidieron acercarse al Alcalde y convocaron un Consejo para pedirle que
ofreciera el cargo de Campanero del Pueblo en un concurso abierto para que
todos pudieran aspirar a esa función. El objetivo final era quitarle el cargo a
Fidel porque era muy feliz y eso molestaba.
De
esa forma se convocó un Consejo, se ofreció el cargo de Campanero del pueblo y
todos votaron por una nueva persona con el objetivo de destituir a Fidel. Fidel
muy triste y afectado sabía que se había quedado sin trabajo y no sabía que
camino tomar, ni que nueva función desempeñar. Empezó a deambular por el pueblo
sin saber que hacer y decidió en una de sus ollas, calentar tinto y ofrecer a
las personas que muy temprano en la mañana llegaban a la plaza. Extrañaba mucho
su trabajo de Campanero pero era necesario vivir, así que dentro de la tristeza
empezó a vender tinto que fue lo único que se le ocurrió y decidió asumir con
amor esta nueva función que la vida le ponía como reto en su camino.
Fidel
quería seguir siendo Campanero pero ya no era posible, y debía asumir esta
nueva función que aparecía en su camino, y Fidel pensaba: si aprendo a amar
esta nueva función las cosas mejorarán.
Con
el tiempo la gente reconoció su tinto y la calidez con que lo servía y se fue
haciendo famoso. Se dio cuenta que a veces la gente también necesitaba algunas
cosas básicas como jabón, crema dental, lápices y empezó a vender estos
utensilios en el marco de la plaza y de acuerdo con lo que le iban solicitando.
Gracias a su dedicación, una persona acomodada del pueblo le dijo: tengo este
local vacío en el marco de la plaza y nadie lo usa, tómalo para que no estés a
la lluvia y al sol mientras lo puedo arrendar o vender.
Fidel aceptó esta
generosidad porque allí podía vender su tinto, sus pocos productos, y además
podía dormir y vivir en ese espacio. Pasó el tiempo y el negoció prosperó y ya
Fidel debía viajar todos los días a un pueblo cercano mucho más grande para
traer mercancía que le pedían sus clientes. Así empezó a prosperar y con
disciplina su negocio creció hasta que un día pudo pagar un arriendo al dueño
del local.
El
negocio crecía por la capacidad de servicio y el amor que le ponía Fidel.
Pasados dos años, Fidel compró el local donde tenía su negocio con unos plazos
muy cómodos de pago y amplió su oferta de servicios. Cada día trabajaba más,
trayendo mercancía y ahora tenía ayudantes que le colaboraban aunque siempre
miraba con nostalgia su hermoso campanario y no podía evitar que se le
escurriera una lágrima cuando escuchaba las campanas repicar.
Pasado
un tiempo Fidel fue tan próspero que compró toda la manzana y se amplió hacia
un inmenso almacén de cadena en el pueblo, el primero de la región. Se casó con
una hermosa mujer que le colaboraba en su trabajo, tuvo dos hermosos hijos y
era definitivamente muy feliz y próspero. La gente del pueblo lo amaba y lo
estimaba por su inmensa capacidad de servicio y siempre acudía a su negocio a
comprar lo necesario. En este tiempo ya venían de otros pueblos a comprar en el
almacén de Fidel que finalmente abrió sucursales en otros pueblos hasta llegar
a la ciudad capital del país con mucho éxito.
Ante
su vertiginoso crecimiento, se volvió un personaje muy popular y la televisión
decidió hacerle una entrevista y el accedió a contar su historia. Le
preguntaron: Don Fidel, porque ahora era Don, porque tenía dinero, nos
preguntamos: si usted construyó este imperio siendo un humilde campesino sin
conocimientos de nada, no nos imaginamos hasta donde hubiese llegado si le
hubieran dado en ese tiempo toda la ayuda y el apoyo necesario? Habría hecho
algo mucho más grande, no es cierto?
Fidel
cerró los ojos y con una sonrisa en su alma exclamó: si en ese momento me
hubieran ayudado y me hubieran facilitado las cosas, hoy en día seguiría siendo
el Campanero del Pueblo.
Expresando
esto sonrió y se retiro diciendo: no más preguntas, es suficiente por hoy.
En amor y servicio,
Trabajadores de la Luz
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