En
todas las cosas pon todo tu empeño y tu corazón
Un
maestro espiritual iba con su aprendiz por el desierto. En algunas partes del
mundo los maestros adoptan un aprendiz que es entregado por la familia para que
se eduque con una persona iluminada y trascienda esta existencia.
Este
alumno era el encargado de acompañar al Maestro y ayudarle con la alimentación
y cuidado de su Camello. Debía darle comida, agua, protegerlo en la noche y
estar pendiente de lo que se ofreciera para el animal. Era un trabajo sencillo
pero que implicaba estar siempre presente y permanecer en el ahora. No pensar
en el pasado, ni en el futuro que sino permanecer en el eterno presente.
Después
de un largo día de camino el Maestro y su discípulo arribaron a un campamento
sumamente cansados. El Maestro le dijo al discípulo: ten cuidado con nuestro
camello y haz lo que sea necesario para que esté bien, descanse y mañana
podamos seguir el camino.
El
discípulo sumamente cansado hizo su Oración, miro al camello y se acostó a
dormir porque estaba sumamente cansado. Sabía que debía darle de comer, de
beber, limpiarlo y amarrarlo para ir a descansar con tranquilidad pero el
cansancio lo venció y lo llevó a dormirse de forma inmediata.
Al
otro día el Maestro, que se levantaba más temprano, no encontró al Camello. Le
dijo a su discípulo: Nos han robado nuestro camello. Qué ha pasado? No ataste
el Camello anoche?
El
discípulo le contesta: Maestro, estaba muy cansado y me fije que estuviera en
la tienda. Hice mi oración al todopoderoso pidiendo protección para todos y
para el Camello y fíjate que Dios nos falló pues se han robado el Camello y yo
le pedí a Dios que lo protegiera de los ladrones y de los malhechores.
El
Maestro le responde: inútil, no has aprendido; confía en Dios pero ata el
camello. Las manos que tiene Dios para actuar son las tuyas porque él no
pertenece a este mundo y todo lo hace por intermedio tuyo. Así que has fallado
porque Dios necesita tus manos, tu compromiso y tu fuerza para actuar, y tú por
pereza has renunciado a ser las manos de Dios para que las cosas se den. Ten
presente que tú como discípulo siempre debes hacer lo mejor que este a tu
alcance, poner tu mejor esfuerzo, tu mayor iniciativa y luego pedir a Dios,
porque Dios necesita tus manos para actuar y si no lo haces, Dios no puede
actuar. Así que has fallado porque por tu pereza Dios no pudo actuar por medio
tuyo, no pusiste el empeño, no te esforzaste, no hiciste lo debido. La Oración
es poderosa pero debes poner todo de tu parte.
Pon
todo de ti en lo que hagas y ahí si, encomiéndate a Dios porque tú eres el
vehículo mediante el cual Dios puede actuar. Si pones todo tu esfuerzo y te
encomiendas a Dios, si las cosas pasan es una bendición y debía ser así, si no
pasan es una bendición y debía ser así, pero teniendo presente que pusiste
siempre tu mejor esfuerzo para que el Universo haga la parte que le
corresponde.
El
Maestro termina diciendo: Eres un idiota porque no has aprendido que debes
confiar en Dios pero atar tu camello.
Recopila:
Jairo Hernán Barragán Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario