martes, 29 de mayo de 2012

Un hombre diferente


En todo momento un hombre diferente
Cuando Buda abandonó a Yasodhara, su esposa, su hijo Rahul tenía apenas dos meses de nacido. Buda inicio la búsqueda interior y atendió ese llamado que le decía que existía algo muy grande para lo que estaba destinado. Buda, a diferencia de Jesús, se casó y tuvo un hijo llamado Rahul. En su juventud Buda no identificaba plenamente el llamado que tenía y accedió a los deseos de su padre de casarse y tener un heredero porque su condición de príncipe lo obligaba a esta situación. A pesar de esta situación “obligada”, Buda amaba profundamente a su esposa Yasodhara y a su hijo, y ella lo amaba profundamente a él.

Una mañana Buda salió a escondidas sin decir nada, sin que nadie se diera cuenta y desapareció para siempre. Después de 12 años de ausencia y de haberse iluminado, Buda regresó a donde su esposa Yasodhara para pedirle perdón por haberla abandonado a ella y a su hijo Rahul. Al entrar en el palacio Buda se presentó ante Yasodhara y ella lo miró aterrada y le dijo: Descarado, después de 12 años de haberte ido como los ladrones, regresas a casa y pretendes que te reciba como si nada hubiera sucedido? Buda permaneció unos minutos en silencio observando su ira y le dijo: Mujer, he venido a pedirte perdón a ti y a mi hijo por haberme ido. Hoy quiero que ustedes dos me perdonen por ese momento amargo que les hice vivir.
Yasodhara lo miraba con ojos de ira y le dijo: tu hijo Rahul tiene ya doce años y durante toda su vida me ha preguntado por su padre, lo ha necesitado y tú no has estado presente. Su ira seguía apareciendo a flor de piel pero Buda solamente la observaba sin juzgarla, sin tomar partido y le repetía: Mujer, entiendo tu ira y por eso he venido a pedir tu perdón.

Yasodhara le seguía recriminando: yo te amaba y hubiera hecho cualquier cosa para verte feliz, te hubiera apoyado en cualquier cosa que te naciera hacer. No tenías porque huir a escondidas, me hubieras dicho, hubiera entendido tu necesidad porque te amaba, pero no tenías que salir como los ladrones a escondidas. Y era verdad: Yasodhara realmente amaba a Buda y sentía ese amor incondicional por él, que le habría permitido en ese momento dejar que se fuera, si realmente eso lo hacía feliz.
Yasodhara seguía muy disgustada y para burlarse de él llamó a su hijo Rahúl y le dijo: ven hijo, conoce a tu padre que vino a traerte tu herencia. Efectivamente Yasodhara hablaba sarcásticamente y se estaba burlando porque Buda era un mendigo, solo tenía su escudilla y el plato donde recibía las limosnas. Buda hizo caso omiso de la ofensa y se acercó a su hijo y le dijo: Hijo, perdóname por abandonarte, lo hice de una forma no adecuada y te pido perdón pero hoy vengo a invitarte a que conozcas eso dentro del corazón que yo he conocido y quiero entregarte lo único que tengo que es mi escudillo, y quiero que conozcas por experiencia propia lo que estoy viviendo internamente. Rahúl sintió algo en su cuerpo, como una corriente que lo atravesaba y seguía escuchando lo que decía Buda: Quiero hacerte mi sanyyansin (sanyyansin es en India el discípulo de un Maestro). Rahúl vio algo en los ojos de su padre que llamaba a su corazón y decidió seguirlo.

Al ver esto Yasohdara seguía insultando a Buda y burlándose de su condición a todo momento. Después de dos horas de improperios y groserías de parte de Yasodhara Buda le respondió: Mujer, entiendo tu ira y te he permitido que descargues toda tu furia para que te liberes pero debes saber que de mí no vas a recibir respuesta o juicio alguno a tus improperios. Solo quiero decirte que el hombre al que estás insultando y al que estás enviando tus malos deseos hace mucho tiempo dejo de existir. Luego, estás insultando al hombre equivocado y que no corresponde, porque ese hombre de hace doce años desapareció hace mucho tiempo.
Buda se paró al frente de Yasodhara y le dijo: mírame, soy un hombre diferente, ese hombre con el que vivías hace tiempo se fue para dar vida a una nueva persona. Tranquilízate y mírame mujer. Yasodhara lo miró a los ojos y efectivamente sintió algo profundo en su corazón que le mostró que sus insultos habían sido en vano porque el hombre al que ella le reclamaba ya no estaba allí, había desaparecido.

Ante ese nuevo hombre Yasodhara sintió el llamado y llorando cayó a sus pies y le dijo: Quiero ser iniciada como tu sanyyansin, permíteme seguirte. Y así se hizo, Yasodhara y Rahúl eran ahora conscientes de ese despertar que había tenido Buda.
Finalmente Buda los abrazó y les dijo: Hijo mío, Esposa mía, cada día el hombre puede forjar un hombre nuevo diferente y dejar atrás las situaciones que le producen dolor o apego. Es cuestión de elegir si cada día quieres avanzar más, cambiar y ser un mejor ser humano, o definitivamente quieres quedarte estancado en el ego y en las cosas del mundo. Es fácil escoger pero se hace necesario tener una voluntad férrea y decidida para mantener el camino del despertar.

Y así fueron iniciados por parte de Buda su esposa Yasodhara y su hijo Rahúl, después de 12 años de no verlos y no estar con ellos.

Recopila: Jairo Hernán Barragán Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario